La aeronave cumplía un vuelo chárter con dos pilotos, cuatro pasajeros y una carga de medicamentos, procedente del Aeropuerto Internacional Aden Adde en la capital somalí Mogadiscio con una escala técnica en Baidoa, el avión fue atacado con una granada propulsada por cohete, severamente dañado, a unos tres minutos antes del aterrizaje, perdió altitud, impactó contra el terreno y estalló en llamas a unos 5 kilómetros (2.6 millas náuticas) del aeródromo de destino.
Posteriormente, las Fuerzas de Defensa de Kenia (KDF) y autoridades somalíes, extraoficialmente, también han confirmado que el avión fue derribado por los etíopes. Públicamente, el presidente de Somalia prometió a su homólogo keniano que el país llevará a cabo una investigación rigurosa sobre los hechos, para determinar las responsabilidades por el accidente. La Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) también conducirá una investigación multinacional.
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